La tipografía tuvo hasta finales del siglo pasado dos grandes corrientes reconocibles, la francesa y la inglesa, pero tres ámbitos geográficos, el francés, el inglés y el alemán. Aunque en este caso las subdivisiones podrían ser infinitas (suiza, holandesa, italiana…). Una gran parte de la modernidad y de las vanguardias de las primeras décadas –especialmente la tercera y la cuarta– del siglo XX está asociada a la tipografía de origen alemán. En este espacio sobresalen con luz propia personajes como Jan Tschichold, Paul Renner, Otl Aicher, y desde mediados del pasado siglo la escuela suiza.
La influencia de estos autores en las vanguardias internacionales, al tiempo que bebían de ellas, ha sido decisivo para la configuración del orbe tipográfico previo a su digitalización.
Sobresale por encima de todos ellos Jan Tschichold, autor de origen alemán al que Josep Maria Pujol diseccionó con el bisturí del matiz hasta fijar canónicamente cinco etapas en su evolución tipográfica. Hasta que llegó el estudio de maestro Josep M. Pujol, publicado como introducción de La nueva tipografía (Campgràfic), a Tschichold se le definía por sus dos etapas: la rupturista y la de recuperación del canon tradicional.
Pujol, sin embargo, es un autor del detalle. El libro Jan Tschichold y la tipografía moderna (Campgràfic) que ahora se presenta como homenaje al estudioso catalán de la tipografía en sus diferentes vertientes es una prueba de ello. Pocos autores como el catedrático de la Rovira i Virgili podían establecer un recorrido tan minucioso que marcó el devenir de la tipografía en los complejos años que van desde 1925 hasta 1950.
Si Paul Renner con la letra futura representó el triunfo de la modernidad sostenida gracias al diseño de letras a partir del círculo, el cuadrado y el triángulo, Tschichold no solo asume la vanguardia sino que la teoriza y la transforma radicalmente gracias a sus grandes conocimientos de la tradición tipográfica, tal como nos describe Pujol en este libro.
Josep M. Pujol no era un parvenu al mundo tipográfico por mucho que sus estudios filológicos, en un principio y laboralmente, se habían basado en la medievalística y el folclore. Al contrario, Pujol se impuso a sí mismo conocer los arcanos tipográficos y hacernos cómplices de sus saberes.
Este objetivo no solo lo consiguió como se aprecia en los diferentes artículos que a modo de homenaje anteceden el texto de Pujol, sino que sirve para entender en su contexto y evolución a uno de los autores más complejos del mundo tipográfico como lo fue Tschichold.
Además de los textos introductorios de tres de sus discípulos, Arrausi, Corbeto y Llopis, el libro se completa con un escrito-homenaje de Anna Calvera y el pedagógico prontuario tipográfico de José Martínez de Sousa.
Xavier Llopis
Josep M. Pujol i Sanmartín (1947-2012), amante de la cultura y de su país, se doctoró en Filología Catalana en la Universidad de Barcelona y dio a conocer su sabiduría, entre otras, en la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona. En su obra destacan, en libro, el Tractat de puntuació (1989) y, junto a Joan Solà, su Ortotipografia (1995). Y en introducciones, «De William Morris a Stanley Morison: Principios de la tipografía fundamental», en Principios fundamentales de la tipografía, de Stanley Morison; «Jan Tschichold y la tipografía moderna», en La nueva tipografía, de Jan Tschichold, y «La aplicación del principio cardinal de la democracia a la tipografia», en Beatrice Warde. La copa de cristal o La tipografía debería ser invisible, de Beatrice Warde. Su obra se reparte, además, entre la literaturra medieval y popular, y el folclore.
Fue redactor de la Gran enciclopèdia catalana, jefe de edición de la editorial Seix Barral, diseñador de la colecció de poesía «Aura» para la editorial Columna, y consejero y amigo de Campgràfic.