Definición. Libro es la reunión de muchas hojas de papel, ordinariamente impresas, cosidas o encuadernadas juntas, formando un volumen, con cubiertas de papel, cartón, tela, pergamino o piel.
Cuando una obra consta de varios volúmenes, a cada uno de éstos se le denomina tomo.
Cuando un libro es de poca extensión, se llama opúsculo.
Cada una de las copias de un original impreso recibe el nombre de ejemplar.
El libro por su forma. Por su forma, el libro puede ser prolongado o apaisado.
Llámase prolongado u oblongo, si el alto es mayor que el ancho.
Llámase apaisado, cuando su ancho es mayor que su alto.
El libro en su parte externa. En su parte externa el libro consta de cubiertas o tapas, corte y lomo.
Llámase cubierta el forro de un libro cuando es una simple cartulina. Cuando las cubiertas son de cartón recubierto de papel, tela o piel, reciben el nombre de tapas.
Corte es la superficie que presentan al exterior las hojas del libro cerrado.
Lomo es la parte del libro por donde se cosen o pegan los pliegos con la cubierta o tapa. En el lomo se suelen imprimir el título del libro con varias indicaciones. En los libros encuadernados en piel, se imprimen en uno o más recuadros de piel que se pegan al lomo; estos recuadros se llaman tejuelos. También recibe este nombre la impresión que se hace directamente sobre el lomo.
El libro en su parte interior. En su parte interior el libro está formado de hojas impresas, cada una de cuyas caras se llama página.
Es evidente que para imprimir un libro, no se imprime página por página, sino que se hace la impresión de varias páginas a la vez, en una hoja grande de papel llamada pliego. Estos pliegos convenientemente doblados, nos dan la sucesión ordenada de las páginas del libro.
Editores y ediciones. Llámase editor la persona y editorial la entidad que cuida de la publicación y difusión de los libros. La industria editorial soluciona las dificultades económicas y técnicas que casi siempre impiden a los autores el publicar sus trabajos.
Llámase edición a una obra cualquiera sometida a la serie de operaciones necesarias para su publicación. También se denomina así el conjunto de ejemplares de un libro, impresos de una sola vez.
Las ediciones, por su presentación tipográfica, pueden dividirse en ediciones de bibliófilo o de lujo, ediciones normales y ediciones económicas o de batalla.
Ediciones de lujo en las que únicamente se mira la mejor presentación, dentro de unas normas convencionales, sin atender al coste; máxime si la edición es limitada como suelen ser las de bibliófilo.
Ediciones normales, en las que se procura armonizar con discreción la presentación y el precio.
Ediciones económicas, en las que se atiende particularmente a la reducción mínima del precio, descuidando los detalles de presentación no estrictamente necesarios.
Proyecto del libro. Una de las cosas más difíciles de la tipografía es proyectar un libro, sobre todo ciertos libros complicados en que intervienen tipos de diversos cuerpos, grabados, estados, notas, etc.
Lo ordinario en el libro es realizar su composición y ajuste conforme a las normas clásicas; modernamente, sin embargo, se dan a ciertas obras disposiciones libres y caprichosas.
En un taller montado según las exigencias modernas, habrá el llamado maquetista o confeccionador de libros, que es el profesional gráfico a cuyo cargo corre el proyectar los libros y revistas, oído el parecer del autor y editor y una vez estudiado el carácter de la obra. Él es el verdadero artista que presenta a la sección de cajas la maqueta, perfilada hasta en sus mínimos detalles: tamaño y colocación de grabados, elección de titulares, cálculo del número de líneas de los diversos cuerpos que entran en las páginas y las arracadas; y a este boceto se sujetarán todos, así los compositores mecánicos como los ajustadores.
Para la ejecución de la maqueta se empieza por doblar un pliego del tamaño del libro y sobre él, descontando lo que cortará el encuadernador, se estudia, como veremos en el capítulo siguiente, el espacio que deben ocupar la página de texto y los márgenes y su conveniente disposición. Determinadas estas superficies se traza un rectángulo que señale el lugar del texto o caja y en él se observa la conveniencia de adoptar uno u otro cuerpo, después de haber calculado la proporción entre algunas líneas del original y las mismas ya compuestas.
Si hubiera arracadas, es decir, grupos de líneas a diversas medidas por exigirlo los tamaños de las ilustraciones, se calculará también la capacidad de cada arracada. A continuación se mira la disposición que conviene adopten las ilustraciones, títulos, folios, etc., en conformidad con el estilo y características de la obra.
Y así se procede con todas las páginas, sin olvidar la importancia que tiene el considerar siempre las dos páginas enfrentadas, par e impar, porque único es el conjunto y único es el efecto que percibe la vista al abrir el libro.
Revisión tipográfica del original. El original debe ser revisado escrupulosamente por el regente, jefe de la sección de compositores u otra persona competente, antes de empezar a componer.
Raramente se puede omitir esta revisión, sobre todo si la obra es manuscrita o mecanografiada, porque son muchos los detalles que deben observarse para conseguir uniformidad en todo el libro y evitar repeticiones o cambios en las galeradas.
Tamaño y clase de papel. Es utilísimo conocer bien los tamaños y clases de papel, hojeando frecuentemente los catálogos de las fábricas, para adoptar los más convenientes a cada obra.
Las papeleras pueden fabricar el papel al tamaño que se desee; más esto requiere pedidos grandes, de 500 kilos en adelante, que sólo interesan a imprentas que se dedican a trabajos de edición. Pero para surtir al detalle a las imprentas tienen ya fabricados un número de tamaños fijos llamados básicos, que son los que se emplean también ordinariamente en los libros y que se conocen por:
Tamaño 70×100 y 70×50 cm.
Tamaño 64×88 y 65×90 cm. Doble marca mayor
Tamaño 64×44 y 65×45 cm. Marca mayor
Tamaño 56×88 cm. Doble coquille
Tamaño 56×44 cm. Coquille
La cartulina se suele fabricar en el tamaño de 50×65 cm.
De estas hojas básicas se sacan los tamaños que se necesitan para los distintos trabajos; estos tamaños, en la nomenclatura usual de la imprenta, reciben los nombres siguientes, según sus medidas:
Folio……………………………………… 22×32 cm.
Cuarto de folio………………………… 22×16 cm.
Holandés comercial………………….. 22×28 cm.
Medio holandés……………………….. 22×14 cm.
Octavo español……………………….. 11×16 cm.
Para los tamaños de los libros modernamente se emplean las siguientes denominaciones: folio, más de 38 cm. de altura; cuarto, de 28 a 38 cm. de altura; octavo, de 20 a 28 cm. de altura; dieciseisavo, de 15 a 20 cm. de altura; venticuatroavo, de 10 a 15 cm. de altura y treintadosavo, menos de 10 cm. de altura.
Las clases de papel para ediciones son variadísimas y en ellas se deben considerar el tamaño, el peso, la calidad y el color.
Ya hemos hablado del tamaño. Respecto al peso, conviene saber lo siguiente:
Se entiende por gramaje (peso en gramos), el peso del metro cuadrado de un determinado papel.
El gramaje sirve para calcular el peso de los diversos tamaños de papel que se expenden en el mercado.
Respecto a su acabado, para las ediciones de los libros generalmente se emplean alguna de estas tres clases: alisado, satinado y cuché. El alisado es el papel áspero y lanoso, tal como sale de la máquina continua. El satinado es el papel alisado que se ha planchado y abrillantado merced a la presión potentísima de los cilindros de la máquina llamada calandria. Finalmente, cuché es el papel común, recubierto con una pasta de caolín o yeso que tapa perfectamente todos los poros.