Las composiciones especiales o complejas, requieren ordinariamente que se cuente todo el material empleado en ellas. En efecto, interviniendo tipos de diversos cuerpos, filetes, corchetes, etc., bien sea en fórmulas, tablas, cuadros estadísticos u otros trabajos, deben calcularse todas las medidas de modo que los diversos elementos justifiquen y ajusten a la perfección formando un conjunto compacto y preciso.
La mejor prueba de la perfección de una composición compleja está en que no caiga ninguna pieza cuando se levanta el molde de la galera para colocarlo en el portapáginas o cuando se termina de imponer en la rama para introducirlo en la minerva; si esta prueba es satisfactoria, puede asegurarse que el tipógrafo domina ya algo de la técnica de su oficio.
Caja especial de blancos. Lo primero que necesita el tipógrafo al iniciarse en estos trabajos complejos, es conocer perfectamente la caja de blancos, que puede ser especial o bien una caja normal de tipo común, tamaño grande, habilitada para contener los cuadrados y espacios de todos los cuerpos o, a lo menos, de los más usuales.
Conocimiento del material. Para poder combinar los distintos elementos de las composiciones especiales o complejas, es preciso conocer perfectamente los cuerpos y familias de los tipos y las medidas de todo el material, que debe revisarse junto con la justificación de todas las líneas de caracteres, antes de introducirlos en la composición a fin de evitar inexactitudes en el molde y levantamientos durante la tirada.
Además, el tipógrafo debe habituarse al cálculo mental que le permita rápidamente usar y combinar los espacios e interlíneas y parangonar los tipos y filetes, iniciales, etc.
Croquis. A pesar de que parezca innecesario para estos trabajos sencillos, conviene que el operario se acostumbre a hacer de antemano los croquis, aunque sean esquemáticos.
El croquis facilita enormemente la realización del trabajo, pues el tipógrafo tiene idea exacta del resultado y así puede atender mejor a la ejecución limpia de la composición, utilizando sólo las piezas estrictamente necesarias, justificando exactamente, desechando el uso de material defectuoso, contando bien todos los elementos del molde si lo exigiere, y evitando otros defectos que obligan a perder un tiempo precioso en la máquina de imprimir mientras se aplica el consabido remedio de los espacios de papel y de las cartulinas.
Entre los defectos que hemos señalado, quizá el más importante y más común entre los principiantes es el de utilizar más piezas de las estrictamente necesarias.
Tengasé como norma valiosa, que donde basta un espacio o un cuadrado no deben ponerse dos, pues de este modo se consigue un ajuste y una justificación más perfectos y se evita que se agote el material de un determinado cuerpo empleado profusamente sin necesidad.