Tengo que confesar que soy un apasionado de las grandes historias que tienen a la tipografía como protagonista. Y no es fácil encontrarse con ellas editadas en forma de libro. Tienes que estar bastante interesado en el tema para ir más allá de los manuales que sobre su utilización inundan la sección de diseño gráfico y comunicación de casi todas las librerías.
Suelo pasar por ellas y mirar de corrido los lomos con los títulos en busca de alguna novedad que no suponga una ligera variación sobre el mismo tema. Pero hoy si he encontrado un título que merece la pena, un libro que nos presenta las ideas de los protagonistas que forjaron unos cánones del diseño editorial durante el primer tercio del siglo XX y que aún hoy están totalmente vigentes y forman la columna vertebral de su cultura.
Por qué las páginas son así es el título de la obra y su autor el diseñador gráfico y docente Enric Jardí. El origen del mismo es un pequeño opúsculo que el desaparecido historiador de la tipografía Josep Maria Pujol regaló al autor y en el que recogía las ideas que sobre la tipografía y la puesta en página del libro, habían expresado figuras de la talla de William Morris, Stanley Morison o Jan Tschichold, Max Bill y Paul Renner.
A las voces que aparecían en esta obra, Jardí ha añadido otras de capital importancia para entender como es la página hoy, formando un conjunto en el que podemos asistir al nacimiento de las dos principales corrientes históricas que sobre su composición, y, porqué no, sobre el papel en la sociedad de la tipografía, tuvieron lugar en la Europa de entreguerras, que, para mi, es el verdadero valor del libro.
Este debate entre vamos a decir tradicionalismo y modernidad en el mundo de la imprenta, y que en realidad fue el modo en el que esta se adaptó a los cambios tecnológicos y sociales de la época, tuvo lugar en Europa básicamente en Inglaterra y Alemania en un periodo comprendido entre aproximadamente 1923 (año en que Stanley Morison es contratado en Monotype) y 1933 (año en el que el gobierno nazi cerró la Bauhaus). Y los dos faros intelectuales que alumbraron sus respectivas posiciones fueron Stanley Morison y Jan Tschichold. Los textos suyos que aparecen en el libro, el de Morison y el que Tschichold firma con el nombre de Iwan, tras el impacto que produjo en él la primera exposición de la Bauhaus, dejan meridianamente claras sus respectivas posturas y para mi son los más importantes ejerciendo de punto de partida para los demás en los que encontraremos desde las sorprendentes afirmaciones de William Morris en su El libro ideal de que “ un libro completamente desprovisto de adornos puede ser realmente hermoso”, desde luego que no predicó con el ejemplo, hasta la disputa que protagonizaron Max Bill y Jan Tschichold por la “conversión” de este último al credo clasicista.
También, con total seguridad, la entrañable metáfora vinícola de Beatrice Warde nos hará recordar con agrado a la gran dama de la tipografía británica y sus sabios consejos sobre legibilidad del texto en la página. Y del mismo Eric Gill, aún peleado con la máquina y el mundo moderno nos presenta aquí unos comentarios de corte técnico sobre selección tipografías y microtipografía que seguro podemos calificar de sensatos y prácticos.
Asimismo, el breve texto de Müller-Brockmann sobre la retícula nos apunta el valor social de la misma dentro de su carácter organizador y sistemático. Y las reflexiones de Paul Renner, creador de la eterna Futura, intentando mediar en la disputa de Bill y Tschichold, nos muestra su posición al respecto. Quizás el texto de Herbert Bayer, antiguo profesor de la Bauhaus, escrito en un momento de cambio tecnológico importante donde el plomo ha sido sustituido por la fotografía y estableciendo un puente entre los postulados revolucionarios de la escuela y el pragmatismo de la imprenta comercial pueda ser el corolario de este maravilloso viaje. Completando este crisol de ideas, aparecen los comentarios del autor al principio de cada uno de los textos a modo de introducción que aporta contexto tanto del autor como de sus palabras.
En definitiva, y pensando en estudiantes e interesados en la historia de la tipografía, creo que Por qué las páginas son así es un libro muy atractivo sobre todo porque a través de su contenido podemos contemplar la génesis y el desarrollo de dos culturas tipográficas muy potentes que llegan hasta el diseño editorial actual a través del pensamiento de sus dos principales protagonistas Stanley Morison y Jan Tschichold. Dos gigantes enfrentados en cuyos hombros nos hemos subido muchos de nosotros.
P.D. Bueno, hemos acabado el artículo hablando de gigantes enfrentados pero en realidad Morison y Tschichold no estaban tan alejados uno de otro en sus planteamientos doctrinales.
Y precisamente una bonita manera de cerrar el círculo es señalar que estas similitudes fueron identificadas por Josep Maria Pujol: los dos primaron lo colectivo frente a lo individual, los dos abrazaron a la máquina y creyeron en la función social de la tipografía, rechazaron la ornamentación y abogaron por una economía de medios en los impresos. No estaban muy lejos el uno del otro, y el maestro Pujol nos lo mostró.
Por qué las páginas
son así
Enric Jardí
15 x 23 cm
128 páginas
Español
ISBN/EAN: 9788425234026
Rústica
2023