«Aprender tipografía» por Alfonso Meléndez

«Quizá más de un lector eche en falta tal o cual edición, muy valiosa o imprescindible para el propósito de este artículo, por lo que adelanto mis disculpas por las posibles lagunas -y es que no puede uno estar en todo, máxime si son limitados sus recursos-, con lo que, supongo, serán bien recibidas en estas páginas aquellas rectificaciones, amonestaciones o sugerencias que quieran hacer.»

En un envidiable cataloguito de Isidro Ferrer (La voz ajena, Diputación de Huesca, 1999), el siempre acertado Felipe Hernández Cava escribía que «pobres de los diseñadores que sólo aprenden de los diseñadores», punto con el que sin duda comulgamos todos los que formamos este variopinto gremio.

Uno añadiría también que más pobres aún, si cabe, quienes ni siquiera llegan a aprender de sus compañeros de oficio, si por «aprender» entendemos algo más reflexivo, activo e inteligente que la mera contemplación apresurada -por las urgencias habituales de los encargos- de los cromicos de esos suntuosos anuarios y demás recopilaciones, por tendencias o países, que engordan tantas bibliotecas, colocados a poder ser en el estante más a mano.

Tampoco quisiera cuestionar aquí la indudable utilidad -como herramienta de consulta, para unos; como legítimo escaparate, para otros- de estos lustrosos tomos, pues los hay que hasta incluyen ¡textos! -por ejemplo, los muy razonables artículos de las entregas del AIGA en sus Graphic Design USA; o los de Rick Poynor en sus exitosos Typographic Now: The Next Wave y The Graphic Edge (ambos, y una secuela del primero, en Booth-Clibborn Editions, Londres, 1991, 1993 y 1996; esta misma editorial compiló los textos de Poynor para distintos medios en Design Without Boundaries, 1997)-, pero sospecho que con no poca frecuencia sólo sirven para provechosas y cómodas rapiñas.

Y es que, según decía el tándem Larrea-Capella, «los diseñadores no leen y, además, no saben escribir; sólo les gusta mirar fotocromos» (en tipoGráf’ca, núm. 25). Esto último no sé muy bien si viene a contradecirlo o a confirmarlo el significativo nombre de la revista on-line, utilísima, Type Books for the Well-Read Typographer , que ofrece bimestralmente reseñas de novedades, entrevistas y una extensa bibliografía de títulos en inglés, muchos de ellos con enlaces directos con Amazon -de cuyas ventas cede un porcentaje para su actualización y mantenimiento-, así como un listado de publicaciones periódicas, también con enlaces con sus páginas web.

Pues eso, para aquellos que sí disfrutan leyendo y aprendiendo, ahí va una destartalada y un tanto heterodoxa bibliografía sobre macro y microtipografía, en la que incluiré, por motivos obvios, algún título de carácter más generalista. Quizá más de un lector eche en falta tal o cual edición, muy valiosa o imprescindible para el propósito de este artículo, por lo que adelanto mis disculpas por las posibles lagunas -y es que no puede uno estar en todo, máxime si son limitados sus recursos-, con lo que, supongo, serán bien recibidas en estas páginas aquellas rectificaciones, amonestaciones o sugerencias que quieran hacer.

Adelante con las revistas. Además de la ya mencionada tipoGráfica , dirigida por el argentino Rubén Fontana (del que recordarán el monográfico que le dedicó Gustavo Gili, 1992, en aquella serie que compartió con Zimmermann o Peret), les conviene ir haciéndose con la colección de la británica Eye (suscripciones en el fax: 44 181 427 3454; números atrasados en el fax: 44 181 565 4380; también pueden probar con Berlín Libros), fundada en 1990 con Rick Poynor como director -hasta su número 24; van ya por el 31- y una redacción formada en sus comienzos por los valiosos Kinross, Spiekermann, Kalman o Brody.

Sus páginas, aunque el cambio de director se haya notado en cierto exhibicionismo y autocomplaciencia, han acogido muy buenos artículos y una excelente documentación gráfica, así como las estimulantes polémicas, de tan grato recuerdo, entre «modernos» y «posmodernos», entre «tradición» y «nuevaoleros», que tuvieron su equivalente al otro lado del charco en Emigre , el muy bien montado negocio familiar de Zuzana Licko y Rudy VanderLans desde 1984, que ha ido aumentando el porcentaje de textos frente al de imágenes, para desesperación, supongo, de los que se suscribieron sólo por los «santicos».

Otras dos que, pese a ser de menor calado, merece la pena seguir de cerca son Baseline , nacida en el seno de Letraset y que ya anda solita, y U&lc , revista de la ITC desde 1973. Más difícil de conseguir es The Monotype Recorder (no sé, prueben ustedes a preguntar en enquire@monotypeuk.com) por encontrarse sólo, que yo sepa, en libreros de viejo ingleses, pero si se tropiezan, por ejemplo, con un número de 1987 dedicado al tipógrafo Hans Schmoller, no se lo piensen dos veces. Para pendolistas sólo conozco Letter Arts Review, antes llamada Calligraphy Review .

Vayamos ahora con los libros. Empecemos por los de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, que desde mediados de los años ochenta ha venido cubriendo todos aquellos ámbitos relacionados con el libro y la lectura, con la edición y las artes gráficas. De su fondo editorial son los títulos «La legibilidad. Investigaciones actuales» (1987), de Francois Richaudeau, una recopilación de los estudios más signif’cativos sobre la legibilidad lingüística y la tipográfica -un asunto, bien es cierto, susceptible de continuas revisiones-; el «Diccionario de la edición y de las artes gráficas» (1990), dirigido por el mismo Richaudeau y John Dreyfus, consejero de Monotype y de la Cambridge University Press, con más de cuatrocientas entradas y once artículos monográficos; el «Diccionario de ortografía técnica» (1987), de José Martínez de Sousa y de imprescindible consulta para la aplicación -con exactitud o, cuando menos, coherencia- de la grafía técnica y científica y de la ortotipografía; los tres tomos de la «Historia ilustrada del libro español» (1993, 1994 y 1996), con cerca del millar y medio de imágenes de notable calidad que ilustran este amplio recorrido por el panorama de la edición española, dirigido por Hipólito Escolar (del mismo es también Historia del libro, 1984); o la reciente traducción del catalán de «El diseño de libros del pasado, del presente y tal vez del futuro» (1998; Eumo Editorial, 1996), una semblanza entusiasta del humanista Aldo Manuzio a cargo de Enric Satué -tan respetado diseñador como discutible historiador-, con defícientes reproducciones en negativo, con la aquí errónea excusa de la «contraforma», y cuyo texto -¿dejaremos de leer algún día su ya demasiado familiar coletilla de «brillante, eficaz y competitivo»?- falla sobre todo en algunas de sus reflexiones sobre la actualidad, porque uno duda, por ejemplo, de que se necesiten hoy «unos cuantos Manuzios editores de incunables», o de que los engolados libros del editor Franco Maria Ricci sean un modelo a seguir, habiendo como hay otros «editores educadores» (del paladar literario, se entiende) sin los a veces penosos lastres de la bibliofília.

Similares aspiraciones a las de la anterior Fundación son las de la colección Biblioteconomía y Administración Cultural, de la editorial asturiana Trea, donde se ha traducido la «Nueva introducción a la bibliografía material» (1999), de Philip Gaskell, una obra de 1972 que, como indica Martínez de Sousa en su prólogo, resiste el paso del tiempo y es «referencia obligada para estudiantes de bibliología, tipografía y materias afínes». Y las de Ollero & Ramos, con ediciones bibliográficas y sus facsímiles de los raros y curiosos manuales tipográficos de Joseph de Villarroya «Disertación sobre el nobilísimo arte tipográfico», 1992) y de José Sigüenza y Vera «Mecanismos del arte de la imprenta para facilidad de los operarios que le exerzan», 1992), de 1796 y 1811, respectivamente.

También en español y ya más especializados -que a eso íbamos- son el clásico y fundamental «Manual de tipografía», de Ruari McLean (Hermann Blume, 1987, que, me dicen, se sigue reimprimiendo sin limpiarlo de erratas), el «Manual de diseño tipográf’co», de Emil Ruder (Gustavo Gili, 1983; aquí también tienen, de Müller-Brockmann, «Sistemas de retículas», 1982, ideal para poner un poco de freno, si les parece, a ciertos desmanes del deconstructivismo), «El arte de la tipografía», de Martin Solomon (Tellus, 1988, ignoro si agotado, pues hace mucho que lo pudimos ver saldado) o «Tipografía, estudios e investigaciones», de Antonio e Ivana Tubaro (Universidad de Palermo, 1994), todos ellos muy didácticos y bien ilustrados. Y hay que felicitarse por la edición de los «Principios fundamentales de la tipografía», de Stanley Morison (Ediciones del Bronce, 1998, con un amplio y muy interesante estudio preliminar de Josep M. Pujol), texto que desde 1929 no ha dejado de reimprimirse y de obligada lectura, pese a lo limitado de sus intereses, junto con la cabal posdata fechada en 1967.

En el catálogo de Gustavo Gili encontramos también el repaso de Herbert Spencer a los artistas y diseñadores del periodo de entreguerras en «Pioneros de la tipografía moderna» (1995, recientemente saldado, dense prisa; suya es también la antología de experimentos tipográficos recogida en The Liberated Page, Lund Humphries Publishers, 1990); de William Owen, «Diseño de revistas» (1991), un competente estudio estupendamente ilustrado; y de Lewis Blackwell, «La tipografía del siglo xx» (1993), más aconsejable por sus 395 ilustraciones, extraídas de los fondos de la londinense St. Bride Printig Library, que por un texto que sabe a poco -con lagunas y errores en las atribuciones de trabajos que, según he leído, se han solventado en una suerte de reedición subtitulada Remix (1998), o algo así, que pasa a tener sólo 277 ilustraciones y que todavía no he visto-, cuyo autor lo es también de esos nerviosos libros sobre David Carson.

Más títulos, que estamos de enhorabuena. El ameno «Diseñadores en la nebulosa» (Biblioteca Nueva, 1997) es un juicioso y documentado ensayo de José María Cerezo sobre el impacto de los avances tecnológicos en la tipografía; al empeño de Cerezo debemos asimismo la edición conjunta en español de «El alfabeto y los Principios de Rotulación», del enorme F. W. Goudy (Ack Publish, 1992; existe también, en inglés, una biografía profusamente ilustrada, «Frederic Goudy», escrita por D.J.R. Bruckner para Abrams, 1990), tan popular y prolíf’co como contradictorio, pues siempre opinó que la personalidad del tipógrafo no tenía que notarse en sus tipografías, siendo como eran las suyas propias, por lo general, tan personales y reconocibles. Y César Ávila entrega una breve pero rigurosa «Tra(d)ición de lo moderno», en la irónica y curiosaTipografía Ferretería (P&a, 1996), de la escultora Almudena Armenta Deu; como curiosa es igualmente la presentación en sociedad de la tipografía Hispana en «La letra imagen invisible» (1996), de Ochando y Ribagorda.

Las monografías sobre tipógrafos, por desgracia, no abundan en nuestro mercado, pero pueden ustedes hacerse con el pequeño homenaje a los admirables Trochut -¿para cuándo una sobre sus increíbles Adam y Novadam?- que les hizo Satué en Súper Tipo Veloz (Eskenazi & Asociados, 1989); el catálogo Vicente Rojo (Círculo de Bellas Artes, 1997), con la obra de este catalán exilado de muy joven a México, en 1949; los dos de sendas exposiciones dedicadas al gran Giralt Miracle, Amor por la letra (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando / Calcografía Nacional, 1993) y Ricard Giralt Miracle (IVAM, 1996); o los de las excelentes muestras Mauricio Amster, tipógrafo (IVAM, 1997, que incluye al final una selección de sus textos; con motivo de esta exposición, el IVAM coeditó con la granadina La Veleta las memorias de su compañero el también tipógrafo Mauricio Rawicz, Confesionario de papel, en donde, aparte de en los textos de introducción, poco o nada habla él sobre tipografía, pero que recomiendo por lo que tuvo de intensa y novelesca su vida; existe además edición de las dos cartillas antifascistas de Amster, en Viamonte, 1997 y 1998), la amplia retrospectiva Kurt Schwitters (IVAM, 1995) y Werkman. Obra impresa (IVAM, 1998), que recogía los trabajos de este avanzado impresor, tipógrafo y poeta holandés fusilado por los alemanes en 1945.

Siguiendo con catálogos de exposiciones, conviene citar otros varios, muy bien hechos, del IVAM y de otras instituciones: Moholy-Nagy (1991), Utopía, ilusión y adaptación. Arte soviético 1928-1945 (1996), El ultraísmo y las artes plásticas (1996), perfecto complemento al de Arte moderno y revistas españolas (CARS, 1997), o el muy completo El tiempo de las vanguardias en la colección del IVAM (Electa, 1997), que recoge los extensos fondos de tipografía del museo valenciano, donde precisamente se inaugurará el próximo junio la muestra Persuasión gráf’ca en la era mecánica: selección de la colección Merrill C. Berman (existe versión inglesa en Yale University Press, pero no sean impacientes). También en Valencia se celebró, con La imprenta valenciana (Generalitat Valenciana, 1990), el quinto centenario de Tirant lo Blanc.

Y mientras las editoriales españolas no nos sirvan más traduccciones, ahí les dejo caer, un poco en cascada, más títulos en inglés -y, por favor, que se encargue otro de completar esta limitada bibliografía en los demás idiomas-. Comencemos por dos editoriales londinenses especializadas: en Lund Humphries encontramos, entre otros muchos, un clásico de Eric Gill, su memorable An Essay on Typography (1988; existe una edición más reciente, no facsimilar, en la bostoniana David R. Godine, 1993), en el famoso formato de la primera edición de 1931; la compilación cronológica a cargo de Ruari McLean, Typographers on Type (1995), con textos clave de cuarenta y ocho tipógrafos, desde Morris, Rogers o Dwiggins hasta Zapf, Tracy o Frutiger, pasando por Johnston o Gill; Treasury of Alphabets and Lettering (1992), de Jan Tschichold, de quien ampliaremos más adelante; o Twentieth Century Type Designers (1995), de Sebastian Carter.

La imprescindible Hyphen Press , liderada por el muy solvente Robin Kinross y ejemplo de editorial dentro de la mejor tradición europea y de la bien entendida erudición -esto es, la que ni de lejos aburre ni empacha-, posee un reducido pero valiosísimo fondo -del que Paidós acaba de publicar un libro suyo de Norman Potter, «Qué es un diseñador», 1999; a ver si se animan y le siguen otras traducciones; respetaremos aquí la grafía del editor, sin versal al comienzo de cada palabra-: Counterpunch: making type in the sixteenth century designing typefaces now (1996), del excelente tipógrafo Fred Smeijers (suya es esa maravilla llamada Quadraat), una entretenida y atenta lección de historia sobre el proceso de diseño de tipos desde los viejos tiempos de los punzones hasta nuestro presente digital, utilísimo tanto para diseñadores de tipos como para sus usuarios; Paul Renner: the art of typography (1998), de Christopher Burke, es el primer texto dedicado a la vida y obra del influyente padre de la incontestable Futura; el experimental Karel Martens: printed matter (1996) es un regalo para la vista con varios ensayos sobre el impresionante trabajo de este diseñador holandés, admirable y convencido, que no nostálgico, continuador de la estela de los pioneros de los años 20 y 30; del suizo Jost Hochuli y Robin Kinross es Designing books: practice and theory (1996), una obra esencial fruto de los treinta años de experiencia del primero (busquen en español, en el tel.: 93 476 76 00, su Cómo se diseñan los libros, Agfa Corporation, 1992, que forma parte, revisada, de esta edición), quien ante todo nos recuerda que un libro es para usarlo más que para admirarlo, y que ha sido galardonada este año con el Premio Gutenberg en Leipzig, por algo será; de Kinross también son el ensayo Fellow readers: notes on multiplied language (1994), sobre la función social de la tipografía y el papel del diseñador en esta era de la autoedición, y la importante Modern typography: an essay in critical history (1992; están considerando una nueva edición revisada), entendiendo lo «moderno» no sólo como un mero estilo, sino más bien como una actitud racionalista en búsqueda de la claridad y la transparencia -que para Kinross, como tal actitud, comienza hacia 1700, con la aparición de los primeros manuales tipográficos con instrucciones para las imprentas, y la estudia hasta nuestros días-, por lo que no les extrañe que gran parte de las ilustraciones sean de aplicaciones tipográficas muy funcionales y no haya ninguna de lo que conocemos como fine printing, que aquí recibe más de un capón; para este año, Hyphen Press tiene preparada la monografía en dos volúmenes Anthony Froshaug: Typography & texts / Documents of a life, sobre este tipógrafo inglés, y el libro y disco Typeform dialogues: a comparative survey of typeform history and description on interactive CD-Rom, que recogerá un feliz proyecto de investigación del londinense Central Saint Martins College of Arts & Design.

Si de Hyphen ven que está agotado algún título, no desesperen, pues siempre pueden hacerse con su edición americana en Princeton Architectural Press , donde también encontrarán cosas como Dimensional Typography (1996), de J. Abbott Miller, o los muy recomendables libros del Herb Lubalin Study Center, como Blackletter: Type and National Identity (1998), una colección de ensayos sobre los tipos góticos, desde los móviles de Gutenberg hasta las más recientes reinterpretaciones, su ascenso, caída en desgracia y recuperación tanto por el romanticismo como por la ideología nacionalista del régimen nazi. En la ya citada David R. Godine tenemos Letter of Credit (1989), de Walter Tracy, un estudio de la obra de van Krimpen, Goudy, Koch, Dwiggins y Morison. Y en Dover, el repulido Paragraphs on Printing (1979), de Bruce Rogers, y Treasury of Calligraphy (1984), de Tschichold -que enseguida estamos con él-, amén de sus populares libros, recopilación de tipos y elementos decorativos para todos los gustos.

En Chronicle Books están especializados en todo tipo imaginable de coleccionismo, entre los que destacan sus tomos cuadrados con bonitas estampas de impresos efímeros y publicitarios de las décadas de los 20 y 30; tienen igualmente el clásico de Adrian Wilson, The Design of Books (1993), con prólogo de Sumner Stone. Y en la canadiense Hartley & Marks encontramos el minucioso y detallista Finer Points in the Spacing & Arrangement of Type (1995), edición revisada de un texto de 1954 de Geoffrey Dowding, y el muy aplaudido The Elements of Typographic Style (1992; con varias y exitosas ediciones), de Robert Bringhurst. Y para cerrar esto, quién mejor que el riguroso maestro Jan Tschichold, con The Form of the Book: Essays on the Morality of Good Design (Hartley & Marks, 1991), selección de sus textos de los años 30 hasta los 70, y su histórico The New Typography (University of California Press, 1995), texto fundamental del quizá más importante e influyente tipógrafo de este siglo, con una introducción de Kinross y traducción al inglés, la primera, de Ruari McLean, de quien también podemos buscar sus dos monográficos, Jan Tschichold: Typographer (David R. Godine, 1990) y Jan Tschichold: A Life in Typography (Princeton Architectural Press, 1997), el primero de los cuales -el otro no lo conozco- también recoge una selección de sus artículos y de su correspondencia con Alfred Fairbank.

Supongo que ahora se preguntarán por esos manuales para principiantes, que está claro que hay muchos, todos ellos al alcance de ustedes en muchas librerías, pero por lo que a mí respecta sólo puedo recomendarles con conocimiento de causa el entretenido y vistoso Stop Stealing Sheep & Find Out How Type Works (Adobe Press, 1993), de E.M. Ginger y Erik Spiekermann, del que tienen además su curioso Rhyme & Reason: A Typographic Novel (H. Berthold, 1987) y su participación en el colectivo Type & Typographers (Architecture Design and Technology Press, 1991), una descripción de 26 tipos punteros según la personal elección de los autores, con ejemplos de sus usos.

Alfonso Meléndez, tipógrafo
Publicado en el número 28 de la revista Experimenta

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