OBITUARIO Miquel Plana, tipógrafo y arquitecto del libro

Bibliófilo, dibujante, pintor, grabador, tipógrafo, diseñador, impresor y editor radicado en Olot, en su querida comarca volcánica de la Garrotxa catalana, nos ha dejado el día 20 de mayo de 2012, a la edad de 69 años, con muchos proyectos en marcha.

Miquel Plana i Corcó (Olot, 1943-2012) acababa de terminar, recientemente, su último libro “Colofons de Domènec Moli en els llibres de Miquel Plana”, con textos de Mireia Sopena y Albert Corbeto. Ha sido editado por Gradefajol, sus tripas se han impreso en offset en la imprenta Callís de Olot y con la colaboración de su hijo, Elies Plana, en la decoración a la trepa e impresión tipográfica del estuche y de las cubiertas. Éste ha sido el culmen de 150 libros editados con esa manera tan singular de entender la producción de un libro, a la manera de factótum, de hombre orquesta, cuidando todos los detalles de los diferentes estadios del complejo proceso de una edición ejecutiva, implicado en todos los oficios que confluyen en ella.

Miquel Plana, en sus ediciones, abordó y experimentó con todas las técnicas conocidas, xilografía, linóleo, gofrado, buril, punta seca, aguafuerte, azufre, aguatinta, azúcar, barniz blando, manera negra, carborúndum, trepa, litografía, serigrafía, fotograbado zincográfico, litooffset, procesos digitales y toda suerte de encuadernaciones y estuchería, lo que confería a su producción una estética muy personal. La visión de un hombre renacentista.

Aquí en Madrid, en la Biblioteca Nacional, tuvimos la oportunidad de conocer una magna exposición “Miquel Plana, artista y bibliófilo” en 2003 que daba una perspectiva muy amplia de la producción del artista, aunque solo mostraba la faceta de “libros de artista”. En esa selección, con ese criterio, no cabían carteles, menúes, tarjetas, invitaciones, exlibris, abanicos, folletos y multitud de trabajos de ephemera, como es fácil de recordar con sus salutaciones de la Fiesta de la Rosa en honor de Sant Jordi, puntualmente todos los años con grabados xilográficos, cuando no linóleos, piezas hoy muy buscadas por los coleccionistas.

Obtuvo  muchos premios relacionados con las artes del libro y es considerado uno de los grandes bibliófilos catalanes. Otra exposición en Barcelona, en 2005, en el Museu d’Història de Catalunya, con el título “Jou, Pla i Plana, arquitectes del llibre” colocaba a Miquel entre dos de sus grandes referentes (Louis Jou y su fundación,  y Jaume Pla con la Rosa Vera). También en 2006, otra exposición en La Sorbonne de París “Miquel Plana, Llibres de bibliòfil” proyectaba su obra internacionalmente.

Miquel era tan afectuoso en el trato profesional que hacía extensible su gran querencia familiar. Parecía que todo el entorno suyo tenía un gran sostén detrás: su proyección familiar. Un trabajador tan riguroso, con métodos cartesianos y envuelto en la galaxia Gutenberg con el plomo, pareciera que tenía que resultar con carácter duro e inflexible. Todo lo contrario, su recuerdo para mi va a ser imborrable, más por su “arquitectura” personal que por su gran valía tipográfica. Hemos perdido a un gran tipo, valga la metáfora. Su gran labor personal y profesional, afortunadamente está presente en las mejores bibliotecas e instituciones públicas referentes de nuestro oficio pero, aún así, nos dejará huérfanos.

 Javier García del Olmo

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